Los amores equivocados (2015)
Los amores equivocados
Palencia, España. Editorial Menoscuarto, 2015
ISBN: 9788415740278
Se incluye link a las primeras páginas.
Índice
Ironside
Los amores equivocados [Descargar en formato pdf]
El encuentro
Todo iba bien
De noche, la lluvia
Ne me quitte pas
Un maldito pelo
La escala Lota
Confesiones de escritores
La Venus de Willendorf
Un cuento de Navidad
Texto de la contratapa
Palencia, España. Editorial Menoscuarto, 2015
ISBN: 9788415740278
Se incluye link a las primeras páginas.
Índice
Ironside
Los amores equivocados [Descargar en formato pdf]
El encuentro
Todo iba bien
De noche, la lluvia
Ne me quitte pas
Un maldito pelo
La escala Lota
Confesiones de escritores
La Venus de Willendorf
Un cuento de Navidad
Texto de la contratapa
Si los amores suelen ser equivocados, amar no es equivocado, afirma la autora de este fascinante libro de relatos. Un camionero recoge a una joven en la carretera, un marido infiel descubre que su mujer lo ha engañado, una profesora se acuesta con una alumna que le ha tendido una trampa, un hombre se asfixia con un pelo del pubis de su amante: todos los cuentos narran el momento de una seducción tan pasional como imprevista y difícil de evitar. La extraordinaria habilidad de la escritora nos hace cómplices de esa mágica atracción inesperada, de ese fuerte flechazo del que no es posible sustraerse. Es probable que este sea su libro más brillante, sus historias se desarrollan en ambientes urbanos y contemporáneos donde la soledad y los encuentros fugaces siempre dejan huella.
Imagen de la cubierta
Telephone Booths (1968), de Richard Estes
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Entrevista radial a Cristina Peri Rossi [Link]
con motivo de la publicación de Los amores equivocados
El Tungue Lé
Radio Uruguay 1050AM
diciembre de 2017
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Escritos en la marea del deseo
Cristina Peri Rossi, Los amores equivocados
Menos Cuarto Ediciones: Palencia, 2015
Casa Editorial HUM: Montevideo, 2016
También Publicado en Uruguay como:
Los amores equivocados
Los amores equivocados
Montevideo, Uruguay. Editorial HUM, 2016
ISBN: 9789974720480
Entrevista radial a Cristina Peri Rossi [Link]
con motivo de la publicación de Los amores equivocados
El Tungue Lé
Radio Uruguay 1050AM
diciembre de 2017
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Escritos en la marea del deseo
Cristina Peri Rossi, Los amores equivocados
Menos Cuarto Ediciones: Palencia, 2015
Casa Editorial HUM: Montevideo, 2016
Los
once amores equivocados que conforman este volumen de narraciones parecen
herederos del tardío adjetivo latino aequivocus,
que no remitía a la noción general de equivocación, sino a la de confusión y,
puntualmente, a la incapacidad de distinguir una cosa –una voz– de otra. No
hallaremos en las páginas de este libro amores que sean errores en sí mismos,
sino amantes empecinados en responder llamados que los confunden, los
descentran y, finalmente, se revelan continentes de una voz distinta a la
imaginada por ellos. Amores como todos, por lo tanto, solitarios y obsesionados
por establecer correspondencias que no son sino reflejos imprecisos de la
mirada propia. Peri Rossi, que no los juzga, nos los muestra y parece
contemplar, con benevolente ternura, la dimensión irreductible de sus
soledades.
Ironside. El primer relato del libro
nos presenta personajes en movimiento. Un camión se desplaza con su carga de
gas butano por un camino de tierra, cuando de repente el conductor divisa una
figura de “estatura baja y sin pechos ni nalgas”, cuyo aspecto le evoca a sus
hijas. Sólo al hablar comenzará a adquirir entidad la figura, tanto para el
camionero como para el lector, invitado a presenciar la disquisión del
protagonista en torno a la catalogación de ese cuerpo, con los datos que la
estrategia narrativa incorpora párrafo a párrafo: sus hijas tienen once años,
son dos niñas, se han desarrollado, pueden quedar embarazadas, se maquillan.
Ella no tiene dinero. Busca trabajo. Va al Ironside
–un after hours al
borde del camino, que proporciona también nombre al relato– para incorporarse
como prostituta. He allí la voz, la naturaleza ambigua del llamado, el equívoco
mismo que el protagonista deberá resolver. Una vez establecida esa inquietante
asimetría de género y edad, los lectores de pie sentirán la necesidad de
sentarse, y los sentados irán aproximándose cada vez más al borde de la silla,
atentos al desenlace que la autora hilvana cuidadosamente, mientras nos sumerge
en la cabina del camión y el pulso se nos acelera, como en el interior del Ómnibus de Cortázar, donde las
manos tendidas de otro conductor también se acercan cada vez más.
Los amores equivocados. Esta
segunda historia –cuyo título es también el del libro– roza tópicos, temas e
imágenes particularmente recurrentes en otros géneros literarios frecuentados
por Peri Rossi. No hay aquí personajes de trazos elementales, como los del
primer relato, sino perfiles cuidadosamente configurados a través de explícitas
referencias literarias –Baudelaire, Rayuela–,
fílmicas –El conformista–
y musicales –María Bethânia, Amalia Rodríguez. “Sabía que te iba a encontrar”,
le dice una mujer a un hombre, tras viajar desde Montevideo a Barcelona y
hallarlo por azar en el paseo de Gracia. El golpe militar, ocurrido en Uruguay
entre la partida de ambos, sella trece años de exilio que tornan imposible el
retorno de la pareja, incluso una vez restablecida allí la democracia. Ella
repetirá oralmente numerosas veces cómo el amor los reunió tras atravesar el
azar y el Altántico, y él comenzará a redactar la versión novelada de esa
historia. Poco a poco, a su vez, París y Lisboa empiezan a disputarse con
Gaudí, el Montjüic, el barrio Gótico y las Ramblas, el protagonismo y la
dimensión real del relato. Como en el duelo entablado por el jugador de La última noche de Dostoievski y
su psicoanalista, como cuando la musa se retoba ante el yo poético de Estrategias del Deseo, el
problema es siempre quién (lo) escribe. Los lectores quieren “historias que les
hagan olvidar la mediocridad de su vida cotidiana”, afirma metapoéticamente la
protagonista del relato; nosotros, arrastrados por la mise en abîme que propone Peri
Rossi, podemos preguntarnos, también, qué quiere el que escribe, qué busca el
que vive.
El encuentro. Este cuento, el
más breve de los incluidos en Los
amores equivocados, coloca a José frente a la mujer con la que había
soñado toda su vida. La proyección misma de su deseo se le ha aparecido en una
esquina, pero él no ha sabido responder al llamado, y no pudo sino huir de la
encarnación anhelada. Su amigo e interlocutor, quien oficia a su vez como
narrador, quedará luego perplejo –por sus propias razones– ante la visión de la
joven. Nosotros sólo la vislumbramos a través de sus ojos, pero sabemos que
nuestra sensibilidad –como la de ellos– no es otra cosa que una sensación
educada, que un deseo aprendido y permeado –también– por la literatura, desde
Safo hasta Stendhal. “Es seguro que su belleza, como un espejo, hará daño a
quien la mire”, explica José, parafraseando declaraciones que la autora ya ha
brindado en diversas entrevistas: la belleza está en quien contempla, no en el
objeto.
Todo iba bien. Dos
desconocidos convergen en un cuarto de hotel, Peri Rossi aprovecha la ocasión
para disputarle a Freud y a Lacan la narración de la historia y, como de
costumbre, los supera con creces. “Todo iba bien, hasta que ella, en medio del
ardor impetuoso de la refriega amorosa, le suplicó que la llamara puta”; así
comienza su nueva versión del viejo enigma que tiene siempre la misma
respuesta, proceda o no de la esfinge de Tebas. Porque, de alguna manera, Todo iba bien y El encuentro constituyen el
anverso y el reverso de la misma tesis: “Nunca / en ningún lugar / un deseo fue
igual a otro”; la estructura deseante, en cambio, parece vertebrar, de manera
eficaz, tanto la literatura, como la vida misma.
De noche, la lluvia. Aquí la
nube de polvo de Ironside
se transforma en una cortina de agua y se cierra sobre el coche de una
traductora en la ruta, mientras la figura aniñada de rasgos imprecisos deviene
una joven poeta de diecinueve años que sube empapada al asiento del
acompañante. Ya no son las tres de la tarde, es de noche y, a medida que el
vehículo avanza, la relación entre ambas mujeres gana en profundidad y va
perdiendo palabras. Sorteadas y desestimadas las alusiones a McLuhan, Foucault,
Derridá y Barthes, la música –trátese del Concierto
para piano N° 1 de
Litz o de Marianne Faithfull cantando Solitude–
parece proponerle a la piel otra posibilidad de comunicación y contacto. De
todos los amores del libro, acaso este sea el menos equivocado, no obstante,
también se cierne sobre poeta y traductora la sombra del lenguaje: “¿Así que
traduces? ¿A poetas también? No, la poesía no se puede traducir.”
Ne me quitte pas. En el corazón del libro se
ubica el sexto relato y, dentro de él, como si de Pigmalión o de Aracne
evocando la tarea de Ovidio de tratara, la autora nos presenta un psicoanalista
que termina esculpido y enredado en la trama. El paciente atesora las
fotografías de una mujer a la que amó y ha dejado; el analista, de cuarenta y
tres años, ama el cuerpo de Javier, de diecisiete, “como sólo se puede amar lo
que se ha perdido.” Peri Rossi propone, a través de las referencias a Edith
Piaf y a La Separación de los
Amantes de Igor Caruso, una línea interpretativa que vertebra el
contrapunto entre la separación inevitable del psicólogo y la ya consumada del
paciente. En dicho marco, la voz narrativa –acaso alter ego del analista– se distancia de su propio
relato y sostiene: “El psicólogo pensó que el cliente usaba las sesiones para
evocarla.” Este juego de espejos, ubicado en el centro del libro, recuerda el
desenlace de Solitario de amor,
cuyo narrador escribe para olvidarse de Aída.
Un maldito pelo. El relato
gira en torno al vello púbico de una mujer atravesado en la garganta de un
hombre, mientras este hace denodados esfuerzos para no ahogarse, sin dejar de
estimular oralmente a su amante en dirección al orgasmo. El mismo obstáculo
simbólico y recurrente, que se presenta investido de palabras en los otros
cuentos del libro –bajo la forma de pulsiones equívocas, confusiones
comunicativas, deseos incompatibles o asimetrías insondables–, se materializa
aquí como un simple pelo negro, levemente ondulado, que conduce a la asfixia, al
dolor y a la separación de los cuerpos: “hipótesis científica / o cultura / lo
mismo da.”
La escala Lota. En este
cuento, cuyo título alude a la arquitecta brasileña Macedo Soares, Peri Rossi
adopta una cuidadosa estrategia narrativa, que le permite construir un
personaje femenino a partir de un cuerpo “arrodillado en el suelo, en cuatro
patas, con el rostro un poco alzado dirigido a la ventana, [y] las piernas
levemente abiertas”, cuya penetración ocupa a la otra protagonista durante la
mayor parte del relato. A medida que la narración avanza, el carácter
impersonal de ese cuerpo –objetivado y pasivo– se revela poseedor de una
estructura psicológica casi arquitectónica. Su amante, una profesora
universitaria mucho mayor, fracasa una y otra vez al intentar descifrarla. La
percepción de la soledad aquí también ha cambiado: no sólo el lenguaje es
equívoco, la mirada y los cuerpos también lo son.
Confesiones de escritores. La
escritura y la lectura son formas de la pasión y, como tales, configuran líneas
de escape y constituyen formas de huir de la realidad. Lógicamente, no son las
únicas, como muestra con lúcida ironía Peri Rossi en este relato, donde “la
concesión de un premio internacional hábilmente negociado por su agente
literario y su editor” motivan la entrevista a un escritor que, ante el
espectro de intoxicaciones y evasiones posibles, opta por una pasión arcaica y
“como (…) un animal anacrónico / todavía se droga con alcohol.”
La Venus de Willendorf. Una
vez más, la autora propone un seductor contrapunto entre psicoanálisis y
literatura. En este caso, una escritora describe los momentos posteriores a su
encuentro sexual con otra mujer, cuyo parecido físico con la prehistórica
estatuilla motiva tanto el título del relato como su deseo. La Venus, por su parte,
experimenta cierto sentimiento de culpa retrospectivo con respecto a su
exmarido, que deriva inicialmente en una discusión con la escritora y luego en
una equívoca conversación acerca de las fantasías sexuales. “Sin mi mirada,
aquel parecido [con la estatuilla] no existiría”, afirma la narradora en las
primeras páginas de este relato, cuyo desenlace parece proyectar, sobre el
cuerpo deseado, la pátina fílmica de una mirada antigua, masculina y ajena.
Un cuento de Navidad. Finalizado
el despliegue de cuerpos, amores, pasiones y encuentros sexuales que vertebran
las diez primeras historias, el libro termina –de alguna manera– por el
principio. Nos hallamos ante una voz narrativa que introduce, desde Barcelona,
una conversación telefónica con su hermana, en Montevideo, acerca de las
próximas navidades y de la salud de su madre, ya anciana. El libro culmina con
un diálogo en torno al primero de los amores equivocados de cualquier ser
humano, despliega el carácter diverso de los deseos perseguidos por cada persona
tras ese fracaso fundante –distintas miradas sobre un mismo objeto–, y nos
pregunta también a nosotros, ¿quién se ocupará de él cuando ya no estemos?
Como
es posible observar, la estructura del volumen revela una arquitectura
profundamente equilibrada, que se verifica incluso en la elección del cuadro de
Richard Estes para la tapa: una serie de incomunicantes cabinas telefónicas,
con un único sujeto inmerso en una trama urbana que vuelve incluso más
pronunciada su soledad. “¿Podrías quedarte un rato más así?”, solicita a su
amante el protagonista de Todo
iba bien. “¿Alguna vez le pasó que quiso detener lo pasajero?”,
pregunta el paciente al analista de Ne
me quitte pas. “Quédate un momento así, quieta”, le pide a Estefanía
la profesora de La escala Lota.
“Es probable que este sea su libro más brillante”, afirma alguien en la
contratapa; pero los lectores y Mefistófeles sabemos que el próximo siempre es
mejor.
Gabriela
Marrón
Bahía Blanca, 1 de junio de 2017
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