Todo lo que no te pude decir (2017)

Todo lo que no te pude decir
Palencia, España. Editorial Menoscuarto, 2017
ISBN: 9788415740483

Se incluye link al primer capítulo


Índice

Cap. 1: El idilio de Bubú y Elisa [Descargar en formato pdf]
Cap. 2: Lucila
Cap. 3: La carpeta de Suárez
Cap. 4: Fonseca
Cap. 5: Silvia
Cap. 6: La fantasía es la única verdad de los amantes
Cap. 7: No dejaría nunca de escribirte
Cap. 8: La felicidad no tiene texto
Cap. 9: Rencor, mi viejo rencor

Texto de la contratapa
Siempre hay algo que no podemos decir, que quizá cambiaría nuestra vida, que acaso nos convertiría en inocentes... o en culpables. Todo lo que no te pude decir es la esperada y subyugante novela de Cristina Peri Rossi, donde ratifica por qué se mantiene desde hace décadas como la más moderna y audaz de las escritoras hispanas. En esta apasionante y lúcida historia coral, los personajes se enlazan con relaciones muy diversas (amor, sexo, amistad, poder, posesión), pero con un hilo común: la asimetría que oculta algo, lo indecible, lo que frustra la comunicación plena. Con una prosa llena de hallazgos expresivos, la hispanouruguaya asume aquí todos los riesgos, porque transgrede convenciones sociales, pero también al huir de la ruta narrativa previsible, transitada, trivial. Como dice Elena Poniatowska, "Peri Rossi salta sin red". Así es. Abra bien los ojos a este nuevo salto adelante en su obra literaria, para asombro y goce de sus fieles lectores.

Imagen de la cubierta
Sitzende Frau mit hochgezogenen Knie (1917), de Egon Schiele

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Entrevista radial a Cristina Peri Rossi [Link al audio]
con motivo de la publicación de Todo lo que no te pude decir
Miscelánea - Radio Colores - Universidad Popular de Palencia
25 de Octubre de 2017

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Entrevista a Cristina Peri Rossi [Link al pdf]
con motivo de la publicación de Todo lo que no te pude decir
por Angélica Tanarro
Diario El Norte de Castilla
1 de octubre de 2017

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Entrevista a Cristina Peri Rossi [Link al pdf]
con motivo de la publicación de Todo lo que no te pude decir
por Xavi Ayén
Diario La Vanguardia
20 de septiembre de 2017

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Entre monos nada sabios

Cristina Peri Rossi, Todo lo que no te pude decir
Menos Cuarto Ediciones: Palencia, 2017

La nueva novela de Cristina Peri Rossi es una construcción de cuidadosos detalles: esa casa –su escritura– donde los lectores siempre volvemos dispuestos a reconocer la trama del tapiz, los cuadros de las paredes, la música de fondo en primer plano, la biblioteca del exilio, el rumor del mar, ese curioso diván que nos invita, el perfil de la cámara de fotos junto a la estilográfica sobre la mesa, una puerta siempre cerrada, el pulso del mundo, y los mismos dos o tres espejos estratégicamente ubicados, cuyos reflejos nos ofrecen la intuición de algunos rasgos levemente familiares.

Todo lo que no te pude decir es una novela coral, donde la historia de cada personaje se profundiza en distintos capítulos. El primero de ellos, titulado “El idilio de Bubú y Elisa”, nos presenta a los dos protagonistas masculinos de la historia: Suárez, un especialista en primates, que bien podría atesorar en su biblioteca personal un ejemplar de Desastres íntimos (Lumen, 1997); y Fonseca, un comisario que sin duda sabría disfrutar con la lectura de Los amores equivocados (Menos Cuarto, 2016). Este capítulo inicial –como todo movimiento de apertura– reviste cierto carácter programático e invita a los lectores a repensar los límites entre naturaleza y cultura, entre balbuceo y lenguaje, entre grito y música, entre las naves medievales que esporádicamente volvían a la costa para derramar su cargamento de locos, y las pateras subsaharianas de las nuevas pesadillas de Occidente. Esto último no puede sorprendernos: los lectores de Peri Rossi sabemos que esta casa –su escritura– está siempre dispuesta a ofrecernos superficies incómodas y políticamente incorrectas, donde nos resulta imposible descansar sin cambiar de posición en el asiento.

El conflicto inicial se desencadena a partir de la presencia de dos monos que han escapado y andan sueltos –no por la parisina Calle Morgue– sino por la Avenida Dos de Mayo en Barcelona. En realidad no se trata de monos, sino de simios, pero al comisario Fonseca –que no es el inspector Dupin–, las cuestiones taxonómicas le importan muy poco. Bubú y Elisa son parientes, no tan lejanos, de aquel otro chimpancé, rodeado de muñecas sin cabeza, que emprendía un viaje sin regreso en el poema titulado “Nave de los locos”, de Europa después de la Lluvia (1986, Fundación Banco Exterior). No obstante, mientras Bubú parece construido a partir de un imaginario cercano al orangután del cuento de Edgar Allan Poe, Elisa evoca, en cambio, sentimientos más próximos a la maternal Chita, que supo amamantar y criar a Tarzán en la mítica obra de otro Edgar, apellidado Rice Burroughs. La distinción no es casual, los lectores notarán que Bubú –desde su balbuceante nombre parlante– resulta presentado por el accionar policial como un macho atávico y violento al que no queda más remedio que matar; Elisa, en cambio, nos evoca el universo cultural de la palabra articulada, más cercano al de la reina de Cartago y al de la célebre musa de Beethoven. El vínculo de Fonseca con Elisa constituye el reverso de la relación que veremos establecer a Suárez con Lucila en el segundo capítulo de la novela y, por lo tanto, se nos presenta como una entrada liviana, preparando nuestras papilas gustativas para el sabor implacable del plato posterior.

Todo no se puede decir, tampoco en una reseña, porque los lectores desean hacer su propio acercamiento al texto, recorrer la casa, escuchar la música y observar por sí mismos los objetos, las palabras y los cuadros. No obstante, ciertos trazos de la estrategia narrativa desarrollada por Peri Rossi en esta novela pueden ser esbozados, de manera superficial y esquemática, sin por ello revelar totalmente la trama. Como ha señalado Jeffrey Jerome Cohen en su libro Monster Culture. Seven Thesis (Minessotta Press, 1996): todo monstruo es siempre cultural y habita en el umbral de la diferencia. Y de una escritora como Peri Rossi, no podía esperarse menos que la sagaz interpelación intuitiva de esa construcción social: si la sexualidad desbordada no es la de King-Kong, sino la de Lucila, una gorila hembra… ¿quién desempeñará entonces el papel monstruoso? Como afirma Cohen, si el monstruo siempre escapa, es porque muta y se transforma... “en monos nada sabios”, como sugiere, a su vez, la autora en su poema “El aprendizaje de la lengua” (Las replicantes, Menos Cuarto, 2016). Para terminar de comprender el bosquejo, se nos presenta una escena, detalladamente descripta, en la que Suarez huye de una tántrica sesión erótica con su novia Claudia, para verse involucrado en una suerte de transacción o intercambio de sexo por comida. Y también varias otras escenas, en las que su partenaire sexual ya no es una prostituta, sino Lucila.

Los siguientes capítulos se titulan “La carpeta de Suarez”, “Fonseca”, “Silvia”, “La fantasía es la única verdad de los amantes”, “No dejaría nunca de escribirte”, “La felicidad no tiene texto” y “Rencor, mi viejo rencor”. En cada uno de ellos, Peri Rossi va desplegando nuevos hilos que terminarán de anudarse en Montevideo, donde se desarrolla la acción de las últimas páginas, y el corazón atávico del monstruo vuelve a latir encarnado en ese mismo viejo cuerpo, que siempre se viste de uniforme, que siempre mata a Bubú, y que siempre cree proteger a Elisa.

Pero para entender la metamorfosis que va del orangután del cuarto cerrado de los Crímenes de la Calle Morgue al violador y asesino de la empleada de una hamburguesería que deberá capturar Fonseca en la segunda parte del libro –para terminar anclados en un tango rioplatense, no sin antes bordear las costas de un merengue dominicano–, los lectores deberán demorarse también en diversas paradas intermedias. En ellas, conocerán a Silvia y Laura, volverán al mito del rapto de Perséfone, recorrerán La Muerte y la Doncella de Ariel Dorfman, de Egon Schiele, de Schubert, de Polanski… y todo no se puede enumerar, porque si no terminaríamos con una lista digna de las que elabora obsesivamente Fonseca.

A su vez, seremos arrastrados por las olas hacia el eco de poemas completos –“Fetiches sus manos, fetiches sus senos, fetiche su cuello, su voz, sus pies, la perla del clítoris, fetiche sus cabellos negros y sus venas azules”, p. 122*– o de artículos periodísticos perdidos ya en la memoria del tiempo: “Había dos mundos paralelos: el de la superficie, donde vivían los seres libres, y el inframundo, el infierno, donde habitábamos los prisioneros, los secuestrados, los que íbamos a enloquecer o a morir”, p. 156**. Y volveremos a encontrar, a través de Laura y Silvia, una nueva versión del menos equivocado de Los amores equivocados: “De noche, la lluvia”.

La nueva novela de Peri Rossi es dinámica, de lectura llevadera y de dimensiones estructurales profundas. No sólo interpela permanentemente al lector desde la construcción misma de los diálogos de los personajes, también lo invita a desandar los pasos obvios de las lecturas culturales colectivas, a afrontar el riesgo de que el relato no diga lo que siempre dice, sino otra cosa diferente. Si alguien tiene la clave, siempre es quien porta la estilográfica. En este caso, la autora ha decidido darsela a Silvia como quien leva un ancla para que el secreto navegue. De su boca leemos: “Los hombres sólo desean hacer dos cosas con las mujeres: violarlas o protegerlas. Y, a veces, no son contradictorias. A veces una convive con la otra” (p. 153).

Bienvenida la novela, bienvenidos los lectores. La casa invita, pero no se pongan cómodos.


Gabriela Marrón
Bahía Blanca, octubre de 2017

* Cf. “Fetiche”, en Estrategias del deseo (Lumen, 2004: p. 34).
** Cf. “Dos ciudades, dos Estados”, El País, Madrid, 25-04-1984. Reproducido en El pulso del Mundo (UNAM, 2002: pp. 129-132). El planteo recuerda, sin duda, también el capítulo IX de La nave de los locos (Seix Barral, 1984: pp. 55-63), titulado “La fábrica de Cemento”.


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